La primera vez que te vi, casi me parto el cuello para mirarte el culo, ya sabes lo primaria que soy…ibas sin camiseta y con una mallas cortas de color gris obscuro (venias de escalar), eras muy alto, moreno y con gafas…Cuando te volví a ver, venias andando por aquel prado con tu mochila, tan grande como la mía (he de decir que antes de ir a hablar contigo la levanté para ver cuánto pesaba, nunca me he fiado de un tío cuya mochila pesara menos que la mía), y en aquel momento no podía ni imaginar lo que serías para mí, aquella tarde y posterior noche hablamos y hablamos y hablamos, mientras yo en lo único que pensaba era en poder besarte mientras miraba tu ojos verdes.
Al día siguiente seguimos hablando y hablando, mientras caminamos juntos durante todo el día, como me gustabas, ahora lo pienso y debí parecerte taaaaaaan niña a comparación tuya, creo que aún no eres consciente después de tantos años de la vergüenza que me daba acercarme tanto a ti.
No voy a decir que me enamorara de ti, sabes que sería una mentira, pero me gustabas tú, me gustaba estar contigo, aprendía muchas cosas contigo, me sentía libre, veía otro lado del mundo que me gustaba, otra realidad que deseaba. Pero nadie dijo que sería fácil y te fuiste, Salamanca me dijiste, aunque curiosamente unos meses más tarde te veían besándote con otra chica y me lo contaron (cabrones), esa fue la primera vez que yo lloré por un hombre, no sé si fue rabia o qué, pero lloré.
Pero el tiempo pasó y volvimos a vernos y a mí me seguías gustando mucho, mucho, y me seguía gustando estar contigo y había perdido al otro hombre que más me importaba en mi vida, mi padre, y tú eras bueno y no tenías dobleces y eso me reconfortaba, me hacías sentir bien y poco a poco me enamoré de ti, sin darme cuenta, porque a tu lado me sentía libre y por que por primera vez me sentía yo misma.
Y el tiempo pasó y pasó y nos fuimos a vivir juntos y era divertido y emocionante, y contigo a mi lado me sentía feliz, porque a tu lado me seguía sintiendo libre, pero el tiempo siguió pasando y el destino nos llevó a trabajar juntos, y todas las horas fueron demasiadas y yo hacía tiempo que no era yo y tú no sé quién eras pero no eras tú y yo quería cosas que tú no me dabas y no te lo decía por no perderte y dejé de ser yo para ser lo que creía que querías que fuera y se rompió.
Y el tiempo y las lágrimas me ayudaron a darme cuenta, que yo ahora necesitaba cosas que no me dabas y que quería volver a sentirme libre, y que si tú no me lo dabas no podía seguir contigo, porque sentía que mi tiempo se acababa pero el tuyo no. Y hablé contigo y te conté que sentía, te conté que quería, te dije que te amaba pero que me amaba más a mí misma y que no podía continuar así y tú me hablaste y me contaste que querías, que necesitabas y que deseabas y volvimos a ser nosotros, en plural y en singular.
Y volvió a pasar el tiempo y nació nuestro nuevo amor, tan pequeño, tan tú y tan yo…tan él, tan nuestro, nuestro hijo.
Ahora y después de 20 años juntos yo sigo siendo yo, y tu sigues siendo tú, y solo puedo darte las gracias por todo lo que tenemos juntos, por dejarme ser tu compañera, tú amiga, tu amante…y sobre todo gracias por dejarme ser la madre de nuestro maravilloso hijo. Gracias por continuar en esta cordada…
Te quiero.
Deja un comentario